jueves

Cuento - Inocencia

DESPUÉS DE LA INOCENCIA

“¿Dónde están? Tengo algo que contarles.”

Pero nadie llegó, Pedro estaba sólo en el bosque.

“Vamos... ¿Porqué no quieren salir?”

Se sentó en una piedra, la misma donde se solía sentar cuando les contaba cosas de su mundo, de cómo se sentía, de cómo le había ido en la escuela e incluso de las tareas de historia y matemáticas. Después de esperar unos minutos, decidió hablarles, aunque no hubieran salido a saludarlo.

“Ayer vi a Ana después de la escuela. Estábamos haciendo la tarea cuando...” Pedro alzó la mirada para ver si alguno de sus amigos diminutos había aparecido, pero no. Así que continuó “llegó ella y me pidió un lápiz. Pero cuando volteé para dárselo me dio un beso. Vamos salgan, ¿porqué no quieren que se los cuente?”

Todas la hadas y duendes estaban ahí, observándolo con ojos de tristeza. Estaban Cara de Árbol, Habichuela y Romeo. Estaban Otoño, Catarina y Brisa del mar. Estaban todos, pero Pedro no podía verlos.

Pedro había perdido su inocencia.

©2004 Santiago Casares

miércoles

Paraguas


Paraguas, originally uploaded by Santiago Casares.

Hay ocasiones en las cuales el viento nos cambia la perspectiva.

Silueta


Silueta, originally uploaded by Santiago Casares.

Un grito se escuchó en la oscuridad.

Cuento - Accidente

ACCIDENTE

No había culpables; todo había sido un simple accidente, aunque algunos testigos afirmaron lo contrario.

La señora Pérez, bisabuela de 28 chamacos, iba en su silla de ruedas por la banqueta cuando una gran “X” pintada en el suelo causó que se detuviera.

Estaba cansada, andar por la ciudad a sus más de 90 años era algo pesado para ella; así que aprovechó para recuperar su aliento.

Nadie hizo nada para ayudarla, aunque muchos vieron al peligro acercarse desde lejos.

La señora Pérez, Almita para sus amigos, había sacado agujas y estambre y se había puesto a tejer un chalequito para su hijo menor cuando un silbido llamó su atención.

Calmada, sacó sus lentes de su bolso de mano; y sin prisa, como siempre, se los colocó enfrente de sus ojos.

Alzó la vista.

Nunca supo lo que le cayó encima, inclusive múltiples testigos afirmaron en investigaciones posteriores que estaba murmurando “¿Qué es...?” cuando una pesa de 16 toneladas la dejó como tortilla.

La gente que atestiguó el hecho alzó la vista para buscar la procedencia de tal pesa. Algunos testigos dijeron que alcanzaron ver a un par de querubines escondiéndose tras una nube.

“Patrañas” dijo el comunicado de prensa del cielo del día siguiente, “eso tiene huellas claras de haber sido un accidente”.

©2004 Santiago Casares

martes

Jardin


Jardin, originally uploaded by Santiago Casares.

Ahí se encontraba la entrada secreta al jardín.

lunes

Cuento - Sombras

LAS SOMBRAS DE LAS PAREDES

No soy tonto, pero aún así las sombras que se mueven dentro de mi habitación me dan miedo. Sé que son los árboles quienes al moverse con el viento generan las imagenes en las paredes. Pero hay veces que las sombras quieren mostrarme algo más, y eso es lo que me aterra.

El día antes de que se muriera Rex, el rottweiler de mi vecino, vi como lo atropellaban. Las sombras me lo mostraron ahí, encima de la cajonera del otro lado de mi cama.

La única vez que intenté comentarselo a mis papás, ellos obviamente dijeron que se trataba de mi imaginación desbordada, que tenía que dejar de ver películas de terror y que no me acostara con la panza llena.

Cada noche, cuando apagan la luz de mi habitación estoy aterrado de abrir los ojos. No quiero ver lo que las sombras me quieren decir. Dicen que la curiosidad mató al gato, pero en las imagenes de mi pared, jamás ha muerto un gato. Me pregunto porque.

Las noches se han vuelto eternas para mi, y después mi mamá me pregunta en la mañana que porqué estoy tan cansado. Y a lo largo del día, ni siquiera puedo estar tranquilo porque puedo sentir que las sombras están esperando a que anochezca para seguirme acosando.

Pero esta mañana tengo más miedo que nunca. Anoche me asome por debajo de las cobijas, y observé en las sombras como moría mi mamá asfixiada. No pude ver a los ojos de mi papá cuando me deseó suerte en el colegio.

© 2004 Santiago Casares

Ventana


Ventana, originally uploaded by Santiago Casares.

Las estrellas veían con envidia a la luna llena.

Hola

Bienvenidos a mi blog, dónde pienso subir imagenes y textos que hago. :)