viernes

Cuento - Crimen

CRIMEN PASIONAL

El forense se lavó las manos.

El detective Monoya se aceró lentamente, le dió una fumada a su Delicado sin filtro, y preguntó: "¿Y bien doc?"

El forense se secó las manos en una toalla sucia. Caminó hasta una de las planchas metálicas que cubrían el piso de la Morgue, y descubrió un cuerpo de un joven.

"Se puede ver aquí" comenzó mientras señalaba el pecho del cadáver, "la causa de su muerte."

Montoya se agachó ligeramente sobre el cuerpo del joven y observó el lugar que le indigaba el doctor Gómez.

"¿Y bien doc? ¿Qué significa?"

El forense esperó un par de segundos. Le gustaba hacerle eso a los policías para que se pusieran nerviosos; creaba una tensión en el ambiente de manera que cuando finalmente se dispuso a hablar, la frente del detective se encontraba llena de pequeñas gotas de sudor por los nervios.

"Murió por amor."

"¡¿?!"

El detective le dio una fumada a su cigarro, lo tiró al suelo y lo pisó.

"¿Se refiere a que lo mataron por amor?"

"No. No es eso."

"¡Deje de jugar, doc!"

"Mire detective, las marcas en el pecho nos muestran que a esta persona se le hinchó el corazón."

"¿Y eso qué chingaos nos dice?"

"Simplemente nos dice," concluyó el forense "que amó demasiado."

El detective Montoya se fue de la Morgue rascándose la cabeza

© 2004 Santiago Casares.

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