viernes

Nueve tazas de café (IX)

Pedro se mueve un poco inquieto en la silla; por los nervios llegó incluso media hora antes de lo que habían acordado, y la emoción sigue en incremento.

La razón es obvia para él. No puede dejar de sentir el peso que tiene en el bolsillo de su saco: el anillo de compromiso que le dará a Susana.

Pide la segunda taza de cortesía, pero el café se enfría antes de que lo tome. Al menos revolver con la cuchara le da algo que hacer para calmarse un poco.

Buscó por más de un mes el anillo, pero finalmente encontró uno perfecto. Como ella. Y la decisión de dárselo aquí, en la misma cafetería donde se conocieron le pareció un toque maestro.

De pronto la ve en la entrada de la cafetería, y ella parece sonreírle detrás de sus lentes oscuros. Entonces se toma de golpe su café para darse valor, como si fuera un trago de alcohol.

©2007 Santiago Casares

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